jueves, 28 de octubre de 2010

El voto electrónico: una necesidad o una amenaza


Por: Omar J. Candia Aguilar

El pasado 21 de octubre se publico en el diario El Peruano la Ley N° 29603 Ley que autoriza a la ONPE emitir las normas reglamentarias para la implementación gradual y progresiva del voto electrónico. La aprobación de la referida norma ha generado diferentes reacciones desde los que asumen una posición a favor, los que tienen algunas dudas pero consideran que es necesario y los que confiesan que es una amenaza para la voluntad popular.

Cuando uno revisa la doctrina, puede verificar que no existe una sola modalidad de voto electrónico, que por lo menos se conocen los siguientes tipos: i) el sistema de voto electrónico de papel; ii) el sistema de voto electrónico de registro directo; iii) el sistema de voto electrónico DRE red pública; y, iv) el sistema de voto electrónico por internet. Cada uno de estos sistemas tienen sus propias ventajas y desventajas, en relación básicamente con la transparencia, fiscalización de software y tiempo en que se emiten los resultados de la votación.

Se puede colegir de la información que nos presenta la ONPE, que el sistema a implementar progresivamente, es el sistema del voto electrónico de registro directo, cuyas características del módulo de votación electrónica son: i) los componentes de hardware no están conectados entre ellos, ni a la red de redes (internet), es decir, existe independencia entre equipos (stand-alone). Así mismo, el software que se empleará para comprobar la identidad del elector, registrar y contabilizar los votos son módulos independientes sin ninguna relación entre ellos; y ii) El módulo de votación está compuesto de hasta cuatro (04) cabinas de votación y puede atender hasta 1,200 electores (300 electores/cabina de votación).

Es evidente que este sistema del voto electrónico nos ofrece rapidez en el escrutinio o conteo de los votos, reducir la cantidad de mesas de votación y de miembros de mesa y a mediano plazo reducir los costos que genera toda elección o consulta popular. Sin embargo, nos genera los riesgos de posibles fallas o debilidades en cualquier componente electrónico; y los desafíos de contar con personeros de organizaciones políticas con conocimiento de informática y sistemas de fiscalización de software.

Hay quienes han manifestado también, que el voto electrónico es una puerta abierta al fraude electoral, sin percatarse que con o sin voto electrónico, siempre hay la posibilidad de alterar la verdad. Que, quienes actúan con conductas fraudulentas y dolosas, en cualquier sistema, tradicionales o electrónicos, pueden cometer fraude; y que por el contrario, un buen sistema de voto electrónico (software), puede mitigar los espacios para la arbitrariedad y el ardid.  

Finalmente, es necesario manifestar, que al termino de la primera década del siglo XXI los gobernantes y los gobernados no podemos resistirnos a los cambios de la tecnología, por el contrario tenemos que aprovecharla a favor de todas las actividades del ser humano, y que mejor, que sea utilizado en los procesos democráticos, como lo vienen haciendo en diferentes niveles los países de Brasil, Venezuela, Colombia, Paraguay y Argentin

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