martes, 12 de abril de 2011

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Votos por Humala constituyen una crítica al actual modelo económico


Cambios. Se requieren ajustes, si no modelo no será sostenible. Economistas afirman que peruanos han mandado un claro mensaje al gobierno, transnacionales y a grupos empresariales.

Enrique Larrea.

El presidente Alan García y el grueso de los gremios empresariales descartaron,  desde el comienzo de la campaña presidencial, que el modelo de economía de libre mercado estuviera en debate. Sus resultados (sobre todo la reducción de la pobreza de 44.5% a menos de 32%), sostuvieron, aseguraba el respaldo de la población. 

Sin embargo, el hecho de que el gran ganador de la primera vuelta (con una diferencia de casi 10% según los sondeos a boca de urna y el conteo rápido) sea el candidato que propone, precisamente, un cambio de este modelo, evidencia un descontento de los peruanos con la manera de conducir la economía del país.

Un mensaje de disconformidad

“Este es un claro mensaje que ha mandado el pueblo peruano a los gobernantes y a los grupos de poder económico nacional y extranjero. Les han dicho: basta de abusos, de corrupción de funcionarios, basta de que tú te la lleves todita y a mí me des una migaja”, señala el economista Jorge González Izquierdo.

Ya hace unos meses dos encuestas (Imasen y PUCP)  habían develado que el 73,9% de los entrevistados en la primera y el 77,7% en la segunda abogaban por cambios en el modelo económico.

Y es así que esta elección echa por la borda la afirmación de que el modelo no está en discusión, agrega el economista Armando Mendoza. Afirma que  es evidente que “algo no funciona”, más allá del crecimiento económico, de la reducción de la pobreza, o el incremento del consumo. “Hay problemas estructurales y la soberbia ideológica de la derecha no es la salida. Este modelo genera riqueza pero solo para determinados sectores. Además  ningún país serio puede lograr el progreso con un Estado débil como el que nosotros tenemos”, recalca.

Compartir las ganancias

En tanto Juan José Marthans, ex superintendente de la SBS, manifiesta que ayer el “gran socio” de Ollanta Humala fue el presidente García, puesto que su gobierno no  tuvo un gasto social ni suficiente ni eficiente. Además puntualiza que el frente empresarial debe “reflexionar”, y compartir la riqueza con la población. Sostiene que las empresas deben “definir ganancias” a partir de la sostenibilidad de la expansión del producto bruto interno y la posibilidad de sostenerlas en el medio y largo plazo.  “No debe desesperarse en concentrar esas ganancias en el corto plazo desatendiendo un efecto redistributivo a favor de miles y miles de peruanos que han hecho notar su disconformidad”, afirma.

Mientras que Carlos Aramburú, experto en temas sociales, admitió que si bien existió un crecimiento económico vigoroso, no hubo una disminución de los índices de desigualdad. Prueba de ello es que las brechas entre el mundo rural y urbano se han incrementado (más de 60% de la población rural es pobre). Además indicó que el próximo gobierno debe enfocarse no solo en programas de alivio a la pobreza, sino en crear capacidades productivas en la gente. 

La agenda económica del próximo gobierno

Los economistas consultados por La República señalaron que los rubros en los que el próximo gobierno debe hacer hincapié son los siguientes: mantener el crecimiento económico y continuar con la reducción de la pobreza, pero a la par generar una mayor redistribución de la riqueza. Es necesario también promover una reforma tributaria y luchar por reducir la informalidad en la economía (el 70% de ésta es informal). Asimismo, destacan que se debe aumentar la inversión en infraestructura, acentuar el proceso de industrialización y aplicar un fuerte respeto por el medio ambiente.

Juan José Marthans resaltó que la reducción de la pobreza no se reflejó en las zonas rurales. Añadió que este gobierno no respetó el derecho de consulta de las comunidades para llevar a cabo ciertos proyectos que podrían impactar sobre su medio ambiente.

Por su parte, Armando Mendoza recalcó que la ruta para alcanzar el progreso no es “privatizar todo y dejarlo en manos de los privados”. Sino que se debe reforzar al Estado, sin que este tenga una política intervencionista en la economía.

En tanto, González Izquierdo juzgó imperioso hacer una reforma en los servicios del Estado (salud, educación, agua y desagüe) en los que además de cobertura prevalezca la calidad de estos.

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