Los resultados recientemente publicados de la evaluación PISA 2009: Un pequeño análisis.
En los últimos días se han propalado en los medios los resultados de la Prueba Pisa tomada el año pasado. No esperábamos maravillosos resultados, atendiendo al estado calamitoso de la educación en nuestro país. Tras una primera impresión algo negativa, de repente podemos expresar algunas ideas algo más equilibradas sobre el tema. Sabemos del inmenso esfuerzo que los esforzados trabajadores del Ministerio de Educación han realizado y realizan. No podemos subestimarlo, porque conocemos que las taras heredadas y constituidas en costumbre son extremadamente difíciles de superar, dentro de lo horriblemente complejo que es tratar con los problemas educativos en nuestro país.
Sin embargo, y esto no es parte de los componentes técnicos de ningún esfuerzo educativo, el medido “optimismo” que se manifiesta desde la dirección política – desde el Gobierno -, y que es reflejado por los medios de comunicación interesados en señalar que “se avanza”, parecen manifestar más bien o una suerte de ceguera, o una suerte de complaciente autoengaño, y eso que queremos ser amables.
Maquillaje de resultados
Desde buen tiempo atrás la población en general no confía en los medios de comunicación, cuyos notorios compromisos con los grupos de poder son ampliamente conocidos. Se entiende de alguna manera que los medios – y el gobierno, y los grupos de poder, por ende - aspiran a imprimir a cualquier cosa que suene remotamente a logro gubernamental un tonito más o menos bacán. Esto se nota en esa curiosa construcción conceptual por la que una evaluación independiente que nos coloca en un puesto inferior al que teníamos nueve años atrás, es “equilibrado” o “compensado” destacando el hecho de que somos “los que más crecieron”.
Nos cabe preguntarnos si el periodismo habrá entendido bien la noticia, o el tipo de problema del que se trata. Es decir, si la glamorosa carencia de comprensión lectora no estará precisamente expresada en la comprensión de la información que PISA proporciona y que los medios nos endilgan, y que nos suena a verdad impuesta y un razonamiento curiosamente sesgado. Dicho sea de paso, uno de los logros más interesantes de una comprensión lectora avanzada de nivel 6 es el hacer inferencias sobre la información integrando información ajena al texto. Y en el Nivel 5 se señala taxativamente que también se trata de enfrentar conceptos contrarios a las propias expectativas. Creemos que el periodismo debería ser el ejemplo de un nivel de comprensión lectora alejado de ortodoxias y falacias. Sabemos que no es así, y por qué, pero el hacer comulgar a la gente con gruesas hostias de concreto ya es algo que se escapa de cualquier concepto de Libertad de Expresión, y no es nuestra idea de dar el buen ejemplo en cuanto a comprensión lectora se refiere.
La distinción clara y distinta entre el contenido manifiesto y el contenido latente de un texto, o entre las posiciones mostradas y los intereses ocultos es una necesidad del espacio público. Como hemos dicho en alguna ocasión, la presencia del analfabetismo, funcional o del otro, es un indicador clarísimo del nivel de ciudadanía o el de inclusión social. Y si los medios de comunicación no cumplen con la función social de informar adecuadamente y opinar consecuentemente, entonces hay que decirlo con todas sus letras aunque solo nos escuchen tres personas. Y si se engaña con falacias y se imponen dogmas de “sentido común”, quizá los medios estén en su derecho, pero lo cierto es que es una diabólica manera de manipular a las gentes. Muchas veces hemos distinguido la autocomplaciencia de ciertos periodistas, orondos en su capacidad de maquillar y manipular.
Por el amor de todos los dioses de todos los panteones imaginables, ¿qué significa decir que hemos mejorado? O peor aún ¿qué significa decir que somos el país con mayor adelanto? Los medios, sin excepciones relevantes, destacan este hecho de haber crecido “más que el resto”. Nos desconcierta y nos molesta que esto se diga y se emplee para ocultar el sol con un dedo.
En primer lugar, ya sabemos que los medios de comunicación a la hora de la hora forman un todo bastante afecto a la defensa de los intereses de los grupos económicos de nuestro país. Y eso choca frontalmente con el tema de la gobernabilidad. Resaltar el logro, en sí mismo, no tendría nada de negativo por supuesto. Si fuera algo razonablemente real, sobre todo. Pero, ¿Lo es?
Los resultados de PISA 2009
Nos hemos molestado en chequear los resultados, si bien de manera somera. Dejamos la bilis por un buen rato, e intentamos ser objetivos y mirar la cuestión como es. Para ello analizamos dos aspectos de la evaluación educacional: El de ubicación en una jerarquía de aprendizaje (los que más y los que menos, es decir, la ubicación en una tabla de desempeño), y el propio de lo evaluado, es decir, el análisis de los verdaderos logros alcanzados, según lo que se trató de evaluar.
Al fondo de la Tabla
Empecemos por la Tabla de Desempeño. La noticia es sobre Comprensión Lectora, sobre los resultados que la evaluación de PISA 2009 arroja. Digámoslo de una vez, quedamos en el puesto 62 de 65. Si entiendo bien, quedamos en el puesto 43 en el 2001, últimos y mínimos en el concierto mundial. Y eso fue realmente traumático. Aún recuerdo como en el MED esto causó una suerte de depresión generalizada unida a un repentino deseo de destacar los logros, en especial la cobertura, que indudablemente estaría en el activo de cualquier proceso educativo. No sé si deberíamos sentirnos bien de superar a Panamá, Azerbaiyán y Kirguiztán. En especial si consideramos que en dos de estos países se da un contexto donde se debe privilegiar el aprendizaje lector de las lenguas propias tras un largo período de preponderancia del ruso. A esto se le llama examinar el contexto en el que se da un resultado.
En el contexto latinoamericano naturalmente repetimos, desmejorándolo, el nivel de desempeño general. Estamos por debajo de Brasil, Argentina (que redujo resultados en términos absolutos), Uruguay, México, y, por supuesto, Chile, que en el nivel latinoamericano ocupa el primer puesto.
Veamos la comparación con los otros países latinoamericanos en pequeño. Para añadirle pimienta, pongamos la comparación con los resultados de PISA 2001:
| PISA 2009 | PISA 2001 | Diferencia |
Chile | 449 | 410 | 39 |
Uruguay | 426 | ----- | ----- |
México | 425 | 422 | 3 |
Colombia | 413 | ----- | ----- |
Brasil | 412 | 396 | 16 |
Argentina | 398 | 418 | -20 |
Perú | 370 | 327 | 43 |
Panamá | 371 | ----- | ----- |
PROMEDIO DE LA REGIÓN | 395 | 408 | 13 |
Fuente: Educacionenred.com
Los resultados muestran cierto interés. Como ha señalado el educador Hugo Díaz, salir adelante cuando se está al fondo de la Tabla de Posiciones es algo, pero no puede tomarse como si fuera un logro extraordinario. Y es bien cierto que hemos crecido casi tres veces por encima del promedio de la región, lo que como noticia es mucho más importante, ya que indica realmente algo realmente relevante. Pero ahí la comparación hubiera sido con Chile, que está, nos tememos, a la cabeza en América Latina. Y ellos han conseguido en los años entre PISA 2001 y 2009 superar a México Y Argentina. Vale decir, en la Copa América de la Comprensión Lectora, Chile se alza con el trofeo superando a dos países más grandes e importantes, mientras que nosotros hemos salvado la categoría en el campeonato descentralizado local. Mil disculpas por la analogía y, sobre todo, por la ironía. Pero lo cierto es que Chile está inmediatamente detrás de nosotros en crecimiento, pero partiendo de mucho más arriba. Es una mala noticia, por ejemplo, de cara al Tratado de Libre Comercio con dicho país, por lo que implica para el futuro. Y lo triste es que desde el punto de vista intelectual, podríamos, en el terreno de la Comprensión Lectora, ser considerados una suerte de colonia intelectual de Chile, desde que es a sus expertos en dicho tema a los que acudimos. Pero ello no es tan malo a fin de cuentas, pues tenemos que buscar modelos donde los haya, sin pararnos en otras consideraciones.
Y además, si miramos los resultados con más detalle, resulta que bajamos más aún en la Tabla si consideramos el porcentaje de alumnos que carecen de las habilidades mínimas de comprensión lectora, es decir los que están por debajo del nivel 1A. El 36,1 % de todos nuestros estudiantes están en esta situación, situación solamente “infrasuperada” (vaya con el neologismo) por Kirguisztán, y que nos da el indicio clave para entender por qué la educación peruana es entendida cada vez más por las gentes como una estafa. Y también para entendernos como la desigualísima sociedad que somos. El otro lado de la cuestión tampoco es halagüeño. Tan solo el 0,4 % de nuestros estudiantes está en el nivel 5, y consideremos que en esta ocasión hay un nivel 6, en el que no hemos colocado a nadie. A NADIE: 0,0 %. Chile coloca un porcentaje varias veces mayor, y no nos metamos con Finlandia, Shangai en China, Corea del Sur o Canadá, por favor. Ya para depresión está bueno.
Y sin embargo, es necesario hurgar en la herida. Hay que considerar que, a nivel de América Latina, estamos ya rezagados con respecto al resto del mundo. Aún Chile, con su espectacular mejora, está en el último tercio de la Tabla General. Es decir, en el Mundial de la Comprensión Lectora no se ubicaría ni en octavos de final. Para ser exactos no clasificaría para un Mundial ni aunque éste fuera ampliado. Países como Lituania, Eslovenia y Polonia nos dejan atrás. No digamos Finlandia o Singapur.
En el contexto mayor, que incluye las Matemáticas y las Ciencias, evaluadas también, el Perú no se ubica mejor. De hecho, se ubica igual o peor.
Y una reflexión más antes de pasar a la otra parte. ¿Cuánto dinero se ha gastado en estos años para alcanzar esta mejora? ¿Cuánto pagaron otros países? ¿Cuál ha sido el gasto per cápita, es decir, cuánto le ha costado al Perú cada niño que aprende a comprender lo que lee correctamente? ¿Cuánto le ha costado a Chile y a otros países? ¿De dónde provinieron esos fondos? ¿Son deuda pública? ¿De qué fuente, a qué plazos? Y atención, ahora no podemos echarle la culpa a la falta de continuidad de las políticas educativas. Con buen criterio, muchos funcionarios de los que toman decisiones se han sostenido en sus puestos en estos años. ¿Qué tienen ellos que decir al respecto? Queremos escucharlos. Necesitamos escucharlos.
Los logros reales
Teóricamente, si nos atenemos a la currícula, se entiende que un niño de 2do grado de primaria debería estar en el nivel 2 de la comprensión lectora. Conforme se avanza en el nivel educativo, se debiera tender a mejorar este desempeño, hasta que un porcentaje significativo de estudiantes alcanzara niveles mayores al abandonar el sistema escolar y enrumbarse a la educación superior o al mundo del trabajo. La prueba PISA se administra a alumnos de 15 años de edad, que ya han pasado por varios años de escolaridad. Cabría esperar por ende algún tipo de resultado superior al nivel 2.
¿Qué tenemos?
No alargaré demasiado este artículo, aunque se lo merece. Centrémonos en un solo aspecto: El tan publicitado aumento del nivel de Comprensión Lectora de 327 a 370. Es un aumento, no cabe duda. Pero ubica al promedio de los estudiantes de 15 años en el nivel 1A, es decir, por debajo del nivel 2. Vale decir, seguimos jalados. Avanzamos de 05 a 06. O de 07 a 08, ya. Aún no sabemos enseñar comprensión lectora, aunque en los nueve años transcurridos algo debería haberse hecho al respecto, y creemos que se ha intentado, y más aún, creemos que debería evaluarse qué diablos ha pasado. Estamos “jalados” no solamente por comparación con otros países, sino que estamos por debajo de la mínima línea de desempeño, es decir, debajo del nivel mínimo de logro esperado. Claro, no es lo mismo ocupar el último lugar con una nota 14 que con un 04. No sería maravilloso, pero estaríamos aprobados. Nos tememos que no es el caso. Treinta países, en el promedio general, aprueban, el resto está jalado, una vez más si nos atenemos al “deber ser”, es decir, la línea, muchas veces mal entendida, que separa el “leer correctamente” del “leer incorrectamente”. Y en América Latina, solamente Chile aprueba sin atenuantes, lo que claramente es un logro concreto y publicitable. Brasil y México aprueban, digamos así, a palos y con las rejustas. Argentina retrocede a niveles inferiores, es decir, habiendo estado aprobado, ahora jala.
Hurguemos más. El 64,8 % de los estudiantes peruanos de 15 años de edad están POR DEBAJO del nivel de 2do grado de primaria. Cabe preguntarse qué demonios estuvieron haciendo durante los ocho años que median entre el 2do de primaria y la actualidad. Y por qué se les aprobó, para empezar, en el 2do grado. Y por qué se les siguió aprobando. Y eso que entre PISA 2001 y PISA 2009 mediaron exactamente ocho años.
Una experiencia personal vale ser anotada para ilustrar este pequeño concepto. En mis correrías como profesor particular me llegó un alumno universitario, de una Universidad Privada de gran prestigio cuyo nombre, oh, qué curioso, se ha borrado totalmente de mi mente. El pobre muchacho en cuestión tenía ingentes problemas para aprobar cursos como Lengua, Historia y otros que implican ciertos conocimientos humanísticos. Caí con este joven de segundo ciclo de educación superior – que, para remate, pretendía estudiar Historia -, y lo primero que me saltó a la cara fue su dificultad para leer. Digo mal, no era dificultad, era imposibilidad. Apenas decodificaba las letras del alfabeto. Y tenía dificultad con ciertas consonantes. Me gustaría decir que exagero o recargo las tintas, pero no lo estoy haciendo. Este pobre muchacho respondía a todas las características del analfabeto funcional, sin fallar en una sola. No deseo entrar en detalles, porque significó una gran frustración y no había manera de trabajar con él desde un nivel inferior al nivel 2 de comprensión lectora, y menos en los plazos señalados. Hubiera necesitado de utilizar técnicas de enseñanza remedial que dadas las circunstancias no podía impartirle. Y me he pasado desde entonces preguntándome cómo diablos hizo este estudiante para aprobar el colegio (renombrado en Lima, y cuyo nombre, ay, mi memoria – o mi conveniencia – se resiste a soltar…), y, más aún, cómo recuernos hizo para entrar en la Universidad. Claro, me respondo, “ingreso directo”, realizado, dígase lo que se diga, tras un ponderado y esclarecedor análisis de sus capacidades… económicas. Una víctima más del sistema educativo peruano. Un muchacho engañado y estafado.
Un 22,1 % de nuestros estudiantes de quince años de edad comprenden lo que leen en el nivel 2. Están “aprobados”, si es que esto es decir aprobados, porque tras 8 años de escolaridad el sistema no ha podido ubicarlos más que en el 2do Grado. Ocho años de retraso en la comprensión lectora … . Compárese con Finlandia, país que está de moda en lo educativo. Su porcentaje es de más o menos 14 %, pero este 14 % está por debajo del promedio, que es aprobatorio, no por encima, como es nuestro caso.
Y, por último, el mejor desempeño, que para edulcorarlo un poquito estaría en superar el 2do grado tras 8 años de ingentes esfuerzos educativos. Vale decir los niveles 3, 4, 5 y 6. No olvidemos que no tenemos a nadie en el nivel 6. El porcentaje de los niveles 3 y 4 es de 13,1 %, y en el nivel 5 de 0,4 %. Vale decir, tras 8 años de escolaridad, solamente 13 alumnos de cada 100 alcanzan un nivel de comprensión lectora superior al de 2do grado de primaria. Horrible, oye. En el 2001, uno de cada mil alumnos lograba el nivel 5, ahora tenemos 4 de cada mil alumnos en el nivel 5. Y ninguno en el máximo nivel. No parece que sea algo para estar felices.
Conclusión: Una población ignorante
Naturalmente, la ignorancia es el mejor caldito para cocinar tanto regímenes autoritarios como para engañar a la gente. Tras décadas de esfuerzo para correr hacia atrás, podemos decir que el sistema político alcanzó uno de sus principales logros: Un país de desconcertadas gentes. Claro, tampoco es que seamos muy útiles para el trabajo en esta era de globalización y potente competitividad entre naciones y sociedades, y ahora que nos sorprende una coyuntura de crecimiento basado en la especulación de los precios de los productos mineros, repentinamente nuestros grupos de poder descubren que tienen que traer obreros de Colombia y Chile porque aquí no existen las especialidades ni las capacidades técnicas que se necesitan. Y empiezan a preocuparse de cómo tener trabajadores sumisos aunque capaces de desempeñar tareas. Contradictoria preocupación. Y bastante interesada. Y demasiado reñida con esa cosa llamada Democracia a la que teóricamente adscribimos, pero sólo cuando es conveniente.
Y para artículo, esto es bastante largo. Espero que la media docena de mis lectores habituales no se haya sentido cansada de este inventario. La bilis tiene que salir por alguna parte. Y, claro, no me faltará quien me diga que no aporto soluciones. Y respondo a esa no formulada pregunta señalando que no soy yo el que debe hacerlo, porque gobierno no soy, y que una verdadera solución debería ser un esfuerzo conjunto liderado por lo mejor que nuestra educación tiene, sin distingo alguno. Tenemos excelentes educadores, así como profesores sacrificados y valientes. Sin ellos la situación sería mucho peor de lo que es. El maestro en la escuela unidocente y multigrado sigue salvando al Perú. ¿Cuándo lo salvamos a él?
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