martes, 16 de junio de 2015

Ideele Revista Nº 250 Poder decir adiós, ¿es crecer?

Por :José Alejandro Godoy


“Si tu plan no contiene una estrategia de retirada o posterior al ataque, sino que confías exclusivamente en la fuerza de tus soldados, y tomas a la ligera a tus adversarios sin valorar su condición, con toda seguridad caerás prisionero”.
La anterior es una de las premisas que Sun Tzu esgrimía en El Arte de la Guerra, libro clásico de estrategia castrense y que, probablemente, haya sido lectura obligatoria para Ollanta Humala en su paso por la Escuela Militar de Chorrillos.
La interrogante es si, a 13 meses de entregar el poder, ya tendrá listo dicho plan, considerando los retos que tiene al final de su mandato.
¿Qué debería contener el mismo?
Para empezar, tener claro si es que podrá realizar reformas políticas de fondo con miras al próximo proceso electoral. Dado el poco tiempo que queda y la necesidad de mejorar – al menos parcialmente – la representación política en el país, el gobierno debería trazarse un plan mínimo: eliminación del voto preferencial para la elección parlamentaria, democracia interna de verdad para seleccionar a los candidatos a puestos de elección popular y ajustes en la regulación del financiamiento de las campañas. Con estos puntos aprobados, habrá legado mejores reglas a la democracia peruana.
En segundo lugar, la economía. Es claro que el país crecerá menos y que, si bien buena parte de las causas en torno a este descenso se concentran en los factores internacionales, también hay mucho de desconfianza en los inversionistas, sea porque lo siguen creyendo – en forma miope – un chavista o porque el gobierno no ha hecho esfuerzos suficientes para impulsar la inversión privada. Algo deberán hacer para sacarse de encima el mote de “quinquenio perdido” que el APRA comienza a achacarles. A ello, deberán añadir la implementación del Plan de Diversificación Productiva pensado desde el Ministerio de la Producción, que puede ser un interesante legado hacia el futuro.
Un tercer punto: defender sus reformas. Si hay dos puntos en los que el gobierno puede exhibir resultados son en educación y en programas sociales. Con dificultades y sin ser perfectas, las políticas públicas en ambos rubros han tenido a ministros y técnicos competentes a su cargo. Estos meses deberán ser de consolidación, así de corrección en aquellos aspectos que requieren ser ajustados. Si bien hay consenso en la continuidad de sus líneas de trabajo, los ministros a cargo deberán evitar que la campaña electoral arrase con este legado del gobierno.
Lo que más preocupa a los ciudadanos, de acuerdo con las encuestas, es la inseguridad ciudadana. Siete ministros del Interior después, se tienen legítimas dudas sobre lo que el gobierno pueda hacer. Quizás haya que pedir aquí lo mínimo: evitar que la situación se deteriore más y un plan de reforma policial que sea implementado por el próximo gobierno. Queda claro que, en esta materia, el gobierno ha perdido cualquier crédito. Lo mismo podría decirse en torno a la creación de una fuerza policial preparada para enfrentar conflictos sociales, promesa que, al parecer, seguirá durmiendo el sueño de los justos.
Similar situación se refleja en el manejo de temas mineros y ambientales. Conga y Tía María, como proyectos, serán difíciles de implementar en este gobierno y probablemente en el siguiente, pero han permitido evidenciar cuáles son los problemas en torno a la relación Estado – minería. Ajustes en torno a la Dirección de Asuntos Ambientales Mineros, una reforma del Canon (prometida en el mensaje presidencial de julio de 2014) y el inicio de actividades del SENACE para la evaluación de estudios de impacto ambiental detallados serían los objetivos que podrían cumplirse a mediano plazo, si es que el gobierno quisiera brindar un legado mayor que simples cifras de recaudación. Remarcamos, si quisiera.
¿Derechos humanos? El gobierno nos lega dos planes nacionales con serias dificultades metodológicas para su seguimiento y, en términos generales, poca preocupación sobre esta materia. Asimismo, no se tiene una fecha definitiva para la inauguración del Lugar de la Memoria. Peor aún, con la presencia de un ministro de Justicia que parece poco comprometido con esta causa. Lo máximo que podremos esperar es que no se patee el tablero del sistema interamericano ante la previsible sentencia condenatoria contra el Estado peruano en el caso Chavín de Huántar, donde el gobierno hizo todo para perder por goleada.
Finalmente, la corrupción. Si el gobierno realmente quisiera tener una buena faena en esta materia, debería implementar la Autoridad Autónoma Nacional en materia de transparencia, recuperar el impulso de obtención de data realizado por la Procuraduría Anticorrupción durante la gestión Arbizu y, sobre todo, hacer full disclosure respecto de casos como Belaúnde Lossio. Quizás sea momento para que la pareja Humala Heredia nos cuente cual fue su relación con este personaje y, sobre todo, explicar con documentos en mano cuál es el sustento de sus ingresos entre 2006 y 2011, motivo central de todas las sospechas en torno a lo que el empresario aparentemente “sabe” sobre el matrimonio y su patrimonio.

¿Se tratan de cuestiones exigentes? Probablemente sí, considerando el mediocre desempeño del gobierno en varias áreas. Pero, recordando al pensador chino nombrado al inicio de esta opinión, si en Palacio no saben emprender la retirada, probablemente terminen como prisioneros de sus propios errores y omisiones. Y tal vez, por algo más. El ejercicio solitario y desconfiado del poder termina cobrando la factura.

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