COFOPRI debería ser una entidad modelo en el país. Su función central no es moco de pavo: regularizar la propiedad informal con títulos de propiedad, en un país donde la propiedad urbana, rural y nativa sigue siendo muy precaria en varios sitios del país.
Sin embargo, la investigación de IDL-Reporteros sobre la entrega de terrenos playeros en Chilca a un traficante de tierras, así como otros antecedentes apristas en la materia - como Germán Cárdenas, a quien se benefició con una norma sobre expropiaciones y la esposa del congresista César Zumaeta, a quien hace un año se le encontró una compra de terrenos en Asia a precio de regalo - implican que el negocio inmobiliario parece ser pingüe en Alfonso Ugarte. Eso, para no mencionar a Alan vendiéndole su casa de playa a su ministro de Educación o la fabulosa permuta de la casa de Jorge del Castillo.
Pero volvamos al presente. El escándalo de la venta de playas ha destapado la olla de denuncias. El viernes se habló de otorgamiento de terrenos irregulares en Paracas a un compañero, mientras que el sábado se habló de otro regalo aprista en Ica, así como se recordó la entrega de terrenos en la época en que Del Castillo era alcalde de Lima y sobre la que quedan varias dudas, entre ellas, porque su ex cónyuge fue favorecida.
La situación parece ser descentralizada. Hoy El Comercio registra la renuncia del jefe de COFOPRI - Cuzco, compañero Sandro Villanueva. ¿El motivo? El beneficio a 7 personas con la titulación de terrenos destinados a comunidades campesinas. Como se imaginarán, los beneficiarios no hacían actividades agropecuarias ni eran parte de la comunidad.
Pero si hay un caso que eleva más la indignación es el ocurrido en Ayacucho. Un terreno destinado a la construcción de un centro comunal artesanal, que era parte del Programa de Reparaciones Colectivas para las víctimas de la violencia, también fue parte del faenón. Informa Ideele Radio:
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