El Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI) ha detectado que se viene ofreciendo a los consumidores la contratación de servicios, como paquetes turísticos, cursos de idiomas, productos de belleza, entre otros, mediante la modalidad de “ventas agresivas”.
De acuerdo a lo verificado, los clientes son contactados mediante llamadas telefónicas. Los convocan a hoteles o locales especialmente acondicionados, ofreciéndoles un premio. Para ello les piden acudir con su tarjeta de crédito.
Una vez en el lugar, les solicitan sus tarjetas de crédito con el pretexto de verificar sus datos. Les informan los beneficios de los programas que promocionan, pero también distraen su atención poniéndoles música a alto volumen y ofreciendo alimentos y bebidas.
Luego, les insisten para firmar los contratos por tratarse de precios de promoción, sin darles la posibilidad de evaluar y consultar adecuadamente el detalle de los mismos.
Los consumidores, al revisar después los contratos con calma, se dan cuenta que hay mucha diferencia entre lo informado y lo que recibirán por sus pagos. Asimismo, verifican que no recibieron toda la información relevante, pues sólo conocieron los beneficios pero no todas las condiciones, restricciones ni las obligaciones que asumen.
Además, los contratos incluyen cláusulas que dificultan anularlos, como por ejemplo, el pago de penalidades excesivas y trámites adicionales. Asimismo, los descuentos ofrecidos no se cumplen, por lo que el consumidor se ve obligado a pagar montos superiores a los previamente informados.
Ante estas circunstancias, el INDECOPI ha iniciado las acciones necesarias y recomienda a los consumidores estar alertas ante este tipo de prácticas, verificar el contenido de los documentos antes de firmarlos, así como solicitar toda la información que necesiten para decidir adecuadamente.
Los consumidores solo deben firmar un documento si comprenden su contenido a cabalidad, así como las consecuencias de las condiciones planteadas.
No deben permitir que el proveedor los obligue a firmar un contrato o los distraiga mientras están revisando el contenido del mismo. Nunca deben perder de vista su tarjeta de crédito, para evitar que se generen cargos no autorizados.
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