jueves, 18 de diciembre de 2014

JUVENTUD, VÍCTIMA DEL NEOLIBERALISMO





Por Manuel Guerra
Con el Proyecto de Ley N° 3942/2014-PE aprobado por el Congreso de la República se pretende consumar una nueva agresión contra los trabajadores, esta vez la medida apunta a los trabajadores jóvenes, sector que en las últimas décadas ha sido afectado gravemente por el desempleo y subempleo, la informalidad, la falta de oportunidades para estudiar e ingresar a los centros superiores; también por la ofensiva ideológica y culturar destinada a convertirlos en individuos conformistas y egoístas, atrapados en la dinámica del consumo y la ilusión del éxito individual.

El arrasamiento de los derechos laborales de los jóvenes, al igual que del conjunto de trabajadores, es consecuencia del modelo neoliberal que empezó a aplicarse en el país desde los 90 con el fujimorismo, y que ha continuado profundizándose con los gobiernos de García, Toledo y, actualmente, con el de Ollanta Humala. La política laboral que impone el neoliberalismo tiene por objetivo maximizar la tasa de ganancia del capital a costa de la sobreexplotación de la mano de obra. En este esquema los derechos laborales son considerados “sobrecargas” que deben ser eliminadas para “el buen desempeño de la economía”.

Por ello resultan hipócritas y oportunistas las declaraciones de Toledo y García que ahora pretender defender el empleo digno de los jóvenes, tan asquerosas como cuando el fujimorismo pretende abanderarse de la lucha contra la corrupción. Por ello resulta también insuficiente que la lucha se limite a enjuiciar al actual gobierno, enrostrándole su traición, sin poner en la picota al modelo neoliberal, que ha impuesto la economía del saqueo de los recursos naturales y la sobreexplotación de los trabajadores para saciar la voracidad de un puñado de empresarios que concentra la riqueza.

Hay que oponerse a la promulgación de la ley que atenta contra el trabajo digno de la juventud; sin embargo hay que tomar conciencia que la lucha de los trabajadores se resolverá en el ámbito político, que tiene que ver con temas de Estado y gobierno. La acción gremial, sin descartar su importancia, resulta insuficiente para cambiar el actual estado de cosas. No se trata solamente de cambiar tal o cual ley, de arrancar un aumento salarial o mejores condiciones de trabajo; se trata de contener y derrotar al actual modelo, el más salvaje e inhumano que ha creado el capitalismo, fuente del atraso e inequidades que padecemos los peruanos.

En el presente la lucha política reviste importancia decisiva. Asistimos a la crisis del Estado neoliberal, la descomposición de las instituciones, el desprestigio de los representantes del modelo, la crisis económica que acecha. Y si todo eso permanece y se perpetúa es porque las fuerzas de la izquierda y el progresismo se mantienen débiles y dispersas, porque se dilapidan las oportunidades de construir una unidad consistente y duradera, porque prevalece la estrechez de miras en quienes, precisamente, deben asumir el liderazgo para sacar al país del hoyo en que se encuentra.

No hay lugar para la desidia ni tiempo que perder. Los jóvenes deben jugar también un papel protagónico en la reconstrucción de la unidad y el espacio de la izquierda. Renovar la política asumiendo un proyecto de país para derrotar al neoliberalismo, tal es la tarea más importante que debemos asumir en el presente.

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