El premier Valdés, canceló toda ilusión de
cambio y transformación; dijo que el gobierno no está para
“experimentos”, ni “globos de ensayo” porque, además, los cambios “demoran
mucho”. Fue la culminación de lo que, en los hechos, se venía produciendo
desde el “Conga Va” de Ollanta Humala, la calificación de “chantaje” a
toda exigencia por que cumpliera sus promesas y la barrida del Gabinete Lerner.
El giro hacia el continuismo autoritario del gobierno es un hecho
objetivo. La derecha coronó su estrategia atrayéndolo a su
programa, cancelado no solo la propuesta de la “Gran Transformación, sino,
incluso, tornando irreconocible la timorata “Hoja de Ruta”.
El sentimiento de cambio, por el creciente
cuestionamiento al modelo capitalista neoliberal, por su visión
antidemocrática y excluyente del “crecimiento”, el cultivo de la
corrupción e impunidad y del autoritarismo como formas de hacer
política y de gobernar, nuevamente ha sufrido un duro revés. Trabajamos de
tiempo atrás en el marco del Nuevo Curso, por una salida capaz de agrupar
a los más amplios sectores, que luchan por el cambio y la
derrota del modelo neoliberal. Humala encarnó en su momento
esa tendencia; abría la posibilidad de producir para nuestro país los
cambios o grandes reformas que en lo político, social y económico se reclaman.
A tal realidad obedeció la consigna de construir la “gran unidad para el gran
cambio”, propósito al que dedicamos nuestros esfuerzos y aportes, no siempre
valorados en su justa dimensión
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