lunes, 24 de junio de 2013

El Frente Amplio de Izquierda - FAI


Por Segundo Matta Colunche



La unidad social y popular (su construcción, preservación y fortalecimiento) se convierte así en un estado necesario para cumplir los objetivos de cambio que el amplio sector del pueblo peruano está esperando, lo que requiere comprenderla en su natural complejidad y trabajar consciente e inteligentemente en su materialización.


Cuando se habla de unidad del pueblo hace referencia a la unidad de las grandes mayorías que conllevan transformaciones en los procesos económico, político, jurídico, ideológico, medioambiental, cultural, para todos los fines fundamentales de la sociedad y en una perspectiva presente y futura de alcances estratégicos. Alrededor de esta definición y aspiración debe concretarse el anunciado Frente Amplio de Izquierda FAI.


Unidad, es unidad de lo diverso, unidad en la diversidad. El Frente Amplio de Izquierda nace como una alternativa al Modelo Neoliberal, al continuismo económico y social, a la traición mágica de sus gobernantes, a la falta de partidos políticos, al limitado debate nacional  sobre los grandes problemas del país, a la debilidad institucional en todos los poderes del Estado y en la esperanza por los grandes cambios. El FAI surge ante la necesidad histórica de brindarle al pueblo peruano de la herramienta política fundamental que le permita hacerse del gobierno y del poder para convertirse  no solo en un sector social en sí, sino, además, en un sector social para sí.  Que al pueblo le permita no padecer la historia, sino hacerla, como históricamente le corresponde y que por intereses de clases sociales y grupos políticos dominantes, ambos parásitos, se desconoce.


Saludamos con expectativa el reencuentro de cerca de una decena de organizaciones medioambientalistas, partidos políticos de izquierda y progresistas y que se hayan reunido el pasado 21 de junio para construir un frente político electoral que los presentara unidos en los próximos comicios. En los años 80 asistimos al primer esfuerzo de unidad que fracasó fundamentalmente por pugnas internas y como consecuencia relegó por más de tres décadas la esperanza del pueblo peruano de encontrar justicia social. En este tiempo la derecha se camufló de progresismo, o izquierdismo para sorprender al pueblo. Legítimas aspiraciones sociales escamotearon Fujimori, García, Toledo y Humala. Con todas estas desilusiones la utopía de un Perú Nuevo se ha acrecentado en la conciencia social. Las clases gobernantes utilizaron hipócritamente los conceptos revolución y transformación, pues no fueron consecuentes con su significado histórico. Nada de eso sucedió. Continuismo y más continuismo es el desencanto de las grandes mayorías.


El FAI recibe el respaldo de la intelectualidad peruana, del sector importante del movimiento social y popular. Su construcción debe ser en base a programas, desde abajo, recogiendo el sentimiento de las bases sociales, de las organizaciones de trabajadores. Una lección aprendida y que se ha pagado muy caro es ver la unidad desde los membretes o clichés, esta práctica no garantiza mucho y en ocasiones no ha aportado nada, por lo que es vital ver la unidad desde la perspectiva popular, desde los liderazgos locales o regionales con verdadera representatividad social y política. Estos constituirán en los pilares de un gran movimiento de transformación y cambio no solo coyuntural sino estratégico.


El colectivo debe evaluar conscientemente y sin apasionamientos el nivel de liderazgo de las personas, la presencia orgánica en cada una de las regiones. Por encima de todo está el futuro del Perú.


Las experiencias históricas y recientes en América Latina describen lo que significa la “unidad” y sus fracasos cuando esta se debilita. Cuba, Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Uruguay y Nicaragua, con diferentes matices, son la mejor práctica y el mejor ejemplo. Los  fracasos o reveses en Paraguay, Honduras y Chile, aunque esta última vuelve a reagruparse dejando de lado sus errores. Unidad entre los dirigentes, entre estos y el pueblo, en los programas escritos y en la práctica cotidiana. En resumen entre el decir y el hacer garantizan procesos de real transformación, cerrando espacios a la corrupción, caudillismos o desviaciones que minan las aspiraciones sociales.


Las organizaciones políticas deben seguir trabajando para lograr su efectiva presencia nacional, fortalecer sus bases, apertura de escuelas políticas, ideológicas y de gobierno, incorporar a sectores independientes y progresistas, movimientos regionales y locales. El FAI apuesta por conquistar municipios y regiones del país en el 2014 y el gobierno nacional en el 2016 y es totalmente posible, todo dependerá de la conciencia que se tenga de los errores pasados, del conocimiento de las fuerzas y de la construcción de escenarios favorables con participación popular.


Hay una base social expectante, más del 30% que Humala obtuvo en el 2006 y 2010 en primera vuelta están esperando una alternativa de cambio. Humala los abandonó con su giro radical de palabra hacia la derecha, porque en su conciencia jamás estuvo la defensa de los intereses populares, y que según encuesta de GFK representan sólo el 11%. Vastos sectores no se identifican ni con la izquierda ni con la derecha, tarea para incorporar a este sector en la nueva propuesta.



Humala ya no representa al sector popular, solo dice “que es de abajo”. En Lima bases nacionalistas y seguro en todo el país han abandonado al actual régimen. Varios de ellos mostraron su adhesión al FAI. Los intentos ha iniciado, la concreción está en camino, aunamos que sea una realidad.


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