Por:
Noticias SER
Por una extraña coincidencia la segunda vuelta electoral se llevará a
cabo el mismo día en que se cumplen tres años del “Baguazo”, aquel
terrible hecho que fue el pico de un largo conflicto producto de la
política del gobierno de Alan García contra los Pueblos Indígenas de la
Amazonía.
Como lo ha demostrado varias veces, García ve a la Amazonía como un
territorio inmenso, despoblado y lleno de recursos a ser explotados por
empresas petroleras, mineras y madereras, ignorando a los miles de
peruanos y peruanas que habitan estos territorios desde tiempos
ancestrales.
Desde entonces hasta hoy se ha producido un intenso debate sobre la
necesidad de contar con una Ley de Consulta así como sobre la mejor
manera de que las poblaciones nativas accedan a los beneficios del
crecimiento económico y el desarrollo. Sin embargo, como suele ocurrir
en nuestro país, lo accesorio se puso por delante, y las interminables
discusiones sólo han diluido el interés de la opinión pública en el
tema, obviando lo importante, es decir el rol de la Amazonía en la
estrategia de desarrollo nacional y la manera en la que los Pueblos
Indígenas asumen el espacio y protagonismo que les corresponde.A esto se sumó desde hace dos años, el interés de nuestro gran vecino, la República Federal del Brasil, de construir una serie de mega represas en nuestra Amazonía con la finalidad de contar con fuentes de energía en el marco de un acelerado y sostenido proceso de crecimiento y desarrollo. El impacto de tales proyectos llevó a que las poblaciones de la selva central por un lado y las del norte de Puno, rechazaran sistemáticamente los proyectos de Pakitzapango e Inambari respectivamente, siendo acompañadas por instituciones nacionales e internacionales entre las que se cuenta SER.
Como es usual, el gobierno ha hecho caso omiso a los reclamos mencionados, avanzando en la firma del Acuerdo energético Perú-Brasil, el mismo que está pendiente de debate en el Congreso de la República, y según ha trascendido, existiría mucho interés para aprobarlo antes de que termine la última legislatura. Al respecto, debemos expresar nuestra preocupación sobre esta intención que constituye un despropósito a todas luces, ya que un tema de esta naturaleza no debe ser tratado por los legisladores que están de salida, sino por el Congreso recientemente electo que expresa las actuales tendencias políticas del país
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