Perú celebra a lo largo del mes de julio los cien años del descubrimiento científico de la ciudadela inca Machu Picchu.
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Machu Picchu, un gran complejo arquitectónico de piedra construido en el siglo XV en lo alto de una montaña en la selva de Cusco (sudeste de Perú), fue develada al mundo por el estadounidense Hiram Bingham, quien llegó al lugar el 24 de julio de 1911 al frente de una expedición científica.
Cien años después, las celebraciones sobre el hallazgo tendrán su día central el 7 de julio, bajo una caprichosa explicación oficial de que en esa fecha se cumplen cuatro años de que la ciudadela fue considerada como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno por la fundación New7Wonders.
Un siglo después de su descubrimiento, el desafío de este mítico lugar pasa por su preservación.
La Unesco, que en 1983 declaró a Machu Picchu como patrimonio de la humanidad, expresó en su reunión del pasado 23 de junio que el santuario inca será sometido a una "vigilancia reforzada", poniendo énfasis en particular sobre "el exceso de visitantes" y la "construcción de una ruta cercana".
En los últimos años el flujo de turistas que visitan el lugar ha ido en aumento, lo que, según la Unesco, puede poner en riesgo la estabilidad de la montaña en cuya cima fue construida Machu Picchu.
Por esa razón, tras un aumento de visitantes que tuvo su zenit en 2008 con 858.000 turistas, bajo recomendación de la Unesco la cifra permitida se redujo a un máximo de 1.800 turistas por día, "lo que dio un número de 700.000 visitantes en 2010", dijo a la AFP el director del Parque Arqueológico de Machu Picchu, Fernando Astete.
Debido a esa restricción, este jueves -día central de la celebración- sólo están autorizadas a ingresar a la ciudadela 790 personas.
La principal actividad se realizará durante la noche cuando Machu Picchu estará totalmente iluminada, lo que ocurrirá por primera vez en cien años, en imágenes que serán transmitidas a todo el mundo por televisión.
Durante su recorrido este miércoles por la ciudadela, los turistas advirtieron grupos de técnicos que tendían cables entre las edificaciones, montaban carpas, colocaban equipos de sonido y reflectores a utilizarse en la celebración, comprobó un periodista de la AFP.
Machu Picchu ("Montaña Vieja" en quechua) se encuentra a 2.400 metros sobre el nivel del mar. La superficie edificada tiene unos 530 metros de largo por 200 de ancho, con una zona de terrazas agrícolas y otra de habitaciones, con 172 edificios en total dentro de un santuario de 32.500 hectáreas.
Destino favorito de miles de turistas que llegan por tren o a pie siguiendo el llamado Camino Inca, la ciudadela construida por el emperador Pachacútec pocos años antes de la llegada de los españoles, es uno de los últimos testimonios del esplendor de la civilización incaica.
Para el antropólogo estadounidense Richard Burger, de la norteamericana Universidad de Yale, Machu Picchu era un centro de descanso para la nobleza inca más que un lugar sagrado, en contraste con opiniones que sostienen que la ciudadela estuvo dedicada a la adoración de dioses o un lugar para rendir culto al inca Pachacútec.
Para el historiador y arqueólogo peruano Federico Kauffmann, Machu Picchu era "un santuario religioso donde los incas practicaban rituales a las divinidades que gobernaban sobre los fenómenos climáticos que los afectaban enormemente".
El también arqueólogo Luis Guillermo Lumbreras, ex director del Instituto Nacional de Cultura de Perú, señala que la ciudadela era "un gran mausoleo" al inca Pachacútec que aparentemente fue sepultado en ese lugar, junto a otros nobles: "Era un gran monasterio donde se les rendía culto".
"Machu Picchu equivale para Perú a lo que las pirámides para Egipto", estimó Lumbreras.
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